Al pie de la cuna de un belén, empezaron a reunirse las familias hace casi 800 años para conmemorar el nacimiento de Cristo.
El Belén contiene un mensaje cultural y simbólico por parte de cada pueblo, con sus creencias, sus gentes, sus costumbres y su entorno natural, como alegoría del nacimiento y de la vida.
La celebración del nacimiento de Jesús constituye una costumbre que se extendió por los cinco continentes, llevada por hombres y mujeres cuyo mensaje se fundió con los ritos de las sociedades locales, integrándose en las celebraciones del solsticio de invierno que todas ellas festejaban.
Artesanos locales empezaron a dar forma a la representación de una familia; y en el transcurso del tiempo, pequeños y grandes artistas sintetizaron en sus figuras las tradiciones y las costumbres de sus pueblos.
La costumbre de montar el belén penetró en las humildes chozas, en los discretos hogares y en los ricos palacios, como un mensaje de paz y reconciliación.
Somos herederos de la ilusión que, desde siglos, cuando llegaban aquellas fechas, pequeños y grandes tenían por planificar su paisaje, colocar las figuras, crear los escenarios, e ir moviendo los personajes….hasta el pie de la cuna.